La actriz reconoció que no pasó un test de drogas y -según los términos de su libertad condicional- debería volver a prisión. “Es una enfermedad que lamentablemente no se va de un día para otro”, comentó.
Tres años después de haber sido acusada de conducir en estado de ebriedad y por posesión de cocaína, Lindsay Lohan –ya incapaz de negar lo evidente- hizo un mea culpa.
Luego de que el viernes, la web especializada en espectáculos TMZ difundió la información de que la artista no había pasado un test de drogas, el cual está obligada a hacerse, la actriz utilizó su página en Twitter para dirigirse a sus seguidores y confesar su error.
“Desgraciadamente, es cierto que no pasé mi último test de drogas. Si me preguntan, estoy preparada para ir donde la jueza la próxima semana”, escribió Lohan. “El abuso de drogas es una enfermedad que lamentablemente no se va de un día para otro”, agregó.
El fin de semana otros portales la fotografiaron asistiendo a una reunión de AA. A eso seguramente se refería cuando afirmó que está “trabajando duro para superarlo y estoy tomando pasos positivos”.
Según los términos de su libertad condicional, Lindsay tendría que volver a la cárcel por este episodio. “Esto es una recaída y me hago responsable por mis actos y estoy preparada para afrontar las consecuencias”, dijo en la red social.
LO QUE DIJO EL JUEZ
Luego de 13 días en la cárcel y 22 en una clínica de rehabilitación, la vida de Lindsay Lohan volvió casi a la normalidad. La justicia ordenó que la actriz cumpla con controles muy estrictos, entre ellos, someterse a tests de drogas y permanecer en Los Ángeles.
En caso de que no se someta a pruebas o que el resultado sea positivo, ella deberá volver a prisión por 30 días. Estas disposiciones son válidas hasta inicios de noviembre.
Puestas así las cosas, parece que lo que la actriz deberá “afrontar” será una nueva permanencia tras las rejas.