La reconocida bailarina presentará en octubre el espectáculo “A propósito de la Odisea” en el IV Festival de Danza Contemporánea 100% cuerpo. La también jueza de “El gran show” adelanta quiénes son sus favoritos en el “reality”.
Son las 2 p.m de un viernes soleado y estoy en un café de La Molina para entrevistar a Morella Petrozzi. Luego de unos minutos de espera, la reconocida bailarina y coreógrafa llega al Tutú Café (local del que es dueña junto con su madre Dulcelia Woll desde hace 17 años). Si bien suele proyectar una imagen dura y arisca, Morella es una persona amorosa, sensible y generosa, descargada de prejuicios y contratiempos. Es un alma libre a la que le cuesta mucho quedarse quieta, y por eso baila. Para ella, el arte cambia el espíritu y el mundo.
Morella baila, escribe, lee, viaja y duerme sola. “Me siento plena estando así. No creo ser la mitad de un fruto que necesite estar al lado de otra persona para poder llenarse, yo creo que cada uno de nosotros ya es una fruta completa, jugosa, sabrosa y lista para ser comida”, dice.
Todos los sábados Morella tiene una cita con el público en “El Gran Show”. “Esta temporada sobrepasó y triplicó el nivel de la anterior. Cualquier persona que sea eliminada me va a dar mucha pena porque todos están en un nivel parejo y bueno. Una de los mejores es Belén Estévez, definitivamente. El que me ha impresionado es Fernando Roca Rey. Ese chico tiene un instrumento extraordinario para la danza”, comenta la bailarina.
¿En qué consistirá el IV Festival de Danza Contemporánea 100% cuerpo?
Este será un espectáculo en el cual se podrán apreciar distintos grupos internacionales de danza contemporánea. Yo, junto con mis alumnas del taller “Danza Viva”, presentaremos una puesta en escena que se llama “A propósito de la odisea” que dirige mi madre, Dulcelia Woll. Esto será del 21 al 25 de octubre.
¿Es complicado trabajar con tu madre?
No. Me imagino que eso pasará con empresas gigantes donde está la ambición del negociante y el interés del dinero de por medio. En nuestro caso, ni la plata ni el poder son las herramientas que nos motivan, sino el arte. El arte cambia el espíritu y el mundo.
“CRECÍ CON EL TEMOR DE NO ENCAJAR EN ESTA SOCIEDAD”
¿Este gusto por el arte nació desde pequeña?
Yo creo que desde adolescente, porque es a partir de ahí que uno empieza con los cuestionamientos existencialistas: el de dónde vengo y a dónde voy. No me sentí muy cómoda con lo que me rodeaba desde pequeña. Comencé leyendo libros adelantados para mi edad, en vez de querer leer “Mujercitas”, como casi todas las chicas, me gustaban las lecturas de Henry Miller. Desde entonces ya sabía que no me iba a casar. Crecí con el temor de sentir que no encajaba en esta sociedad tan conservadora y, al sentirme así, empiezo a ver qué es lo que me hace sentir más cómoda. No sé si es que el arte me escogió a mí o si es que vi en el arte un espacio de mayor libertad.
¿Te da miedo quedarte sola?
Me siento plena estando sola. No creo ser la mitad de un fruto que necesite estar al lado de otra persona para poder llenarse, yo creo que cada uno de nosotros ya es una fruta completa, jugosa, sabrosa y lista para ser comida. Nunca sentí que me tenía que unir a otra persona para encontrar la felicidad.
¿Podría decirse que tu gran amor es tu pasión por la danza?
No solamente la danza. Sería muy trillado decir que estoy enamorada de mi danza. Yo amo la vida. Mira el sol que hay afuera, los colores que se forman, la pequeña brisa que mueve las hojas de los árboles, esta conversación que estamos teniendo ahorita: todas esas cosas me harán una mejor persona. Creo que el ser humano cuando tiende a alejarse de lo natural es que tiene una vida más oscura y miserable. Para mí, mi gran amor es la vida y la danza es mi vehículo de expresión.
EL GRAN SHOW: UNA OPORTUNIDAD PARA QUE LA DANZA SEA MÁS DIFUNDIDA
¿Fue difícil aceptar la propuesta de participar como jurado en “El gran show”?
Cuando Gisela (Valcárcel) me propone entrar como jurado al programa me entraron dudas porque yo siempre he estado trabajando en algo más poético como es la danza contemporánea. “El gran show” presenta un baile más comercial, social y netamente de entretenimiento. Pero pensé: “si ofrezco un grano de arena con mis conocimientos a la gran masa a través de la televisión, voy a lograr que la gente quiera curiosear más otros estilos de danza como la contemporánea, y se le conozca, se le respete y, que además la gente aprenda a cuidar y valorar más su cuerpo, que es el principal instrumento de este arte.
¿Cómo calificarías la participación de los artistas Stephanie Orué, Rebeca Escribens, Fernando Roca Rey, Mauricio Fernandini y Belen Estévez que están compitiendo en esta actual temporada?
El nivel de esta temporada sobrepasó, duplicó y triplicó el de la temporada anterior. Cualquier persona que sea eliminada me va a dar mucha pena porque todos están en un nivel parejo y bueno, sobre todo si tenemos en cuenta que no son personas que se han dedicado a la danza. Una de los mejores es Belén Estévez. El que me ha impresionado es Fernando Roca Rey. Ese chico tiene un instrumento extraordinario para la danza. Fernando podría dejar de torear y dedicarse a bailar. Lo haría muy bien. Tiene piernas largas, fuerza en los brazos, lo cual sirve para cargar a las bailarinas, es inteligente porque aprende rápido, identifica los errores y luego los mejora. Stephanie Orué también me parece que hace un buen trabajo junto con su pareja, lo mismo Rebeca. Esos creo que son los que ocupan los primeros puestos hasta ahora.
¿Quién te gustaría que gane en esta temporada?
Eso creo que no lo voy a decir porque todavía no lo sé. No me gusta que me vean como una jueza que corta cabezas sino como una maestra. Me interesa que los chicos progresen y ver quién va mejorando con el tiempo. Habría que ver quién hace un mejor trabajo de aquí al resto de semanas que faltan.
¿Vas a volver a ser jurado en la próxima temporada del “El gran show”?
Siempre y cuando no interfiera con un proyecto personal mío, claro que sí. Disfruto mucho estar en el programa. Me gratifica muchísimo que en el Perú se reconozca el talento de artistas peruanos todos los sábados.
Alguna vez dijiste que tu vida, a comparación de antes, ya no tenía tantos nudos de lana y que por ello habías aprendido a sentirte más feliz.
Yo creo que esos nuditos o nudazos los tienen todos los seres humanos. La bailarina Martha Graham decía que todo momento de autoconstrucción del ser humano es antecedido por una autodestrucción o una pequeña muerte. Yo me he encontrado con personas que tenían esa lana recontra enredada y que, por efecto dominó, anudaban tu vida también. Yo creo que uno no solo debe nutrir la inteligencia racional sino también la emocional para ser feliz. Durante una época hice terapia conductista, la cual busca solucionar los problemas reales y presentes del día a día para ser una persona más feliz. Una de mis llaves para desenredar mi lana es el ser generosa y dar sin pensar que debo recibir algo a cambio. Felizmente mis madejas que tengo para ser feliz están bien peinadas y desenredadas, sin nudos.
¿Has pasado por una etapa de autodestrucción en algún momento?
Mi familia me ha dado momentos muy lindos, pero cuando he tenido momentos malos ha sido quizá por relaciones que eran abusivas, malas, enfermas, que hicieron que por amar demasiado, como le pasan a muchas mujeres, me salga el tiro por la culata y termine después con un ojo magullado. Esa fue la extensión de mi gran nudo.
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