El exceso de maquillaje que la artista utiliza para mantener su imagen le han producido deshidratación en el cutis
Lady Gaga cumple hoy 25 años, en medio de la polémica y un torrente de felicitaciones y buenos deseos que casi han hecho colapsar las redes sociales.
La artista generó más de 4 mil felicitaciones en ascenso en apenas unas horas, en Facebook, y 20 nuevos tweets cada minuto. Por ello, a manera de original regalo para sus seguidores, creó en Twitter el hashtag #bornthisday, a quienes ha llamado “Little Monsters” en su tema Born This Way, que ya se ha convertido en trending topic.
Mientras tanto, en su cuenta de la red social Facebook apuntó: “Gracias por su trending #BornThisDay monsters. Los tweets más dulces. Son el regalo que necesito en el mundo. Tendré 25 en unas 4 horas”.
Pero no todo es felicidad. Más allá del éxito y los miles de dólares que registra por conciertos y venta de discos en el mundo, la extravagante Lady Gaga afronta día a día la tortuosa necesidad de seguir siendo ella misma.
Sorprender en cada aparición pública con un look excéntrico, desde que se hizo famosa, le ha costado hasta el momento, por ejemplo, una incontenible caída de cabello. Ello debido al tinte con el que constantemente mantiene su rubio característico.
Tal situación tiene preocupada a la artista por lo cual ya está planeando un corte radical, según información vertida por la revista People.
Otro problema que acusa la artista es una deshidratación en la piel, y esto a causa del exceso de maquillaje que utiliza los siete días de la semana, y con el cual, incluso, suele quedarse dormida.
GagaGaga es amante de las cremas solares y no le agrada exponerse directamente a los rayos del sol porque eso “le causa más arrugas”.
Si bien aclaró que no trabaja bajo los efectos del alcohol, Lady Gaga se confesó seguidora de la “dieta del borracho”, es decir no ocultó su predilección por el whisky.
Hace unos días la cantante de 24 años sorprendió al publicar en su cuenta de Twitter una fotografía en la que aparece con un rostro escuálido.
Fuente: El Comercio