El “Conejo” es callejero, palomilla y vivido, pero cayó rendido con una hermosa chibola que lo revitaliza.
A veces los periodistas somos imprudentes, audaces y muchas otras cosas, pero casi nunca me tocó ser “Cupido” como en esta oportunidad. El calor achicharra en “Punta hermosa” al mediodía. El mar y la arena parecen cómplices perfectos para reconciliarse con el amor. Michelle Soiferestá radiante, su cabello y el sol parecen uno solo. Camino a la producción, me reveló: “En “Combate” -programa donde trabaja- ocurre de todo, unos se enamoran y también terminan”. En el balneario, Miguel Rebosio, muy serio, solo esperaba el momento a solas con su “sirena”. Entonces, aproveché para pedirle. “Tómate una foto” y se negó. Ella replicó: “Baja, ven”. Y él feliz fue a su encuentro. La reconciliación daba sus primeros pasos.
MICHELLE: NI SE NOTA QUE ES MAYOR QUE YO
Michelle, ¿tú eres la que manda?
Soy mandona, no lo niego, también soy querendona. Supercariñosa y, en eso, le gano.
Un día lo acusaste de renegón…
Como todos, aunque su carácter es muy alegre, ni se nota que es mayor que yo.
¿Te lleva el desayuno a la cama?
Eso lo hago yo. También me gusta engreírlo y le preparo sus pastas porque le encantan.
Imagino que le echas cremita a sus pies.
Para nada. No agarro los pies de nadie. Él sí ama los míos y los llena de besitos.
Ya sé, eliges su vestimenta.
Es un detalle que pocos se han percatado. Salimos a comprar ropa, elegimos el mismo modelo y salimos a caminar vestidos con los mismos colores.
¿Otro gustito que le das?
Le echo gel a su cabello.
Miguel tiene 34 años y tú 22, ¿la diferencia de edad se nota en “otras” facetas” de la vida?
Parecemos de la misma edad, en todo lo que nos toca hacer.
¿Se bañan juntos en la ducha?
Por favor, no preguntes eso. Muchos niños nos siguen, no, no. Eso ya no respondo ja, ja, ja.
¿Es verdad que no sabes nadar?
Desde chiquita me echo en la arena y, si me meto al agua, es solo hasta que se cubra mi rodilla, después nada más.
Se te siente muy feliz.
He querido, me he entusiasmado por alguien, pero jamás enamorada como ahora. No quiero cambiarlo por nada. Ni que deje de ser como es.
Pero algo malo tendrá.
Estamos aprendiendo a solucionar los problemas conversando. Es parte de ir conociéndose.
¿Te da miedo su famita de mujeriego?
No, sé muy bien con quien estoy.
Tengo la sensación que en la calle a ti te piden más autógrafos.
A mí los niños y el público juvenil. A él los padres que lo vieron jugar y los chicos que saben que fue seleccionado.
¿Vivirán juntos?
Hay otros planes y prioridades en nuestras vidas.
Se te nota “templada”.
Pon que lo adoro.
Gracias, esta entrevista fue especial.
¿Se dieron cuenta?, ja, ja, ja. Siempre quiero que sepan que el artista se debe a su público y qué mejor que por el diario de mayor venta.
MIGUEL: ESTOY APRENDIENDO A SER DETALLISTA
Con unos lentes que esconden sus ojos llenos de ternura, solo mira y disfruta ver a su “reina” y me dice a cada instante: “No le gusta el mar, le da miedo”. Ella, desde lejos, le levanta la mano y sonríe.
Miguel, aseguran “Los filósofos de la calle” que cerca de los 40 años, uno ya no se puede enamorar.
Respeto a los pensadores que me nombras, pero yo me enamoré como nunca. Siento cosas que jamás experimenté.
¿Y en qué rato te diste cuenta?
Cuando dialogábamos, siento que soy correspondido.
O sea, ya te podemos cantar ’40 y 20” como José José.
Si cantan eso, serían unos desgraciados. Además, la diferencia no es tan grande porque solo le llevo 12 años.
¿Obligado debes mantenerte en forma?
Con ella me revitalizo, me transmite su juventud.
Estás perdidamente “hechizado”.
Es que además de gustarme, la admiro. No sabes lo madura que es. He visto cómo ha construido su orquesta, comprando instrumento por instrumento. Esas cosas hacen que la ame más.
¿Y reniegas cuando sale en las series ligerita de ropa o, quizá, besándose con un actor?
Hay que comprender que es parte de un trabajo. Por algo soy mayor y debo mantener la calma. Aunque acepto que me ha chocado y me dio celos.
Me han dicho que no eres detallista.
Son cosas que me faltan, estoy aprendiendo. La llamo a cada hora, le escribo mensajitos de texto todo el tiempo. Si pasan 60 minutos y no la escucho, yo mismo digo: “Uy, no me llamó y la timbro”.
Tú conoces el amor, lo has disfrutado…
(interrumpe) Jamás lo sentí como ahora.
Te veo sonriente todo el tiempo, salvo antes de la foto.
Je, je. Mi corazón está feliz y yo me siento un hombre dichoso por tenerla a mi lado.
¿Matrimonio?
Tranquilos, vivo el día a día. No me hagan correr.
¿Renaciste con la televisión?
Lo mío es el fútbol, aunque reconozco que es un medio que me gusta y la paso bien. No me la creo, porque mañana ya no te quieren y ¡chau!
Son tiempos difíciles, ganaste un auto del año y sigues con tu misma camioneta. ¿Lo vendiste?
Se lo regalé a mi hermana y no te cuento más. Quien quiere ayudar lo hace calladito, quien llama a la prensa, es porque no da con el corazón.
Marcaste a Ronaldinho en su mejor momento y ahora miras a Messi por televisión. ¿Cómo lo pararías a Lio?
Con el brasileño la cosa no me fue tan mal. Al argentino le hablaría en la nuca todo el partido y en la primera ¡juá!, que sienta la pegada. Hay que tener cojon… para salir a buscarlo, así sepas que de mil veces, 999 te dejará en ridículo.
Te pasaste “Conejo”, siempre gentil con el diario. Hablamos de fútbol como quedamos.
Sí, pero al final, ja, ja, ja. Está bien, salúdame a toda la Redacción. A todos lados que voy, siempre hay un Trome.
La habíamos llevado con la móvil hasta el sur, cuando terminó todo. Ella se despidió con amabilidad. “Tranquilos, me regreso con Miguel” y se quedaron juntitos. La reconciliación era un hecho.
Fuente: Diario Trome