Hollywood marca la pauta de lo que alguna vez fue un evento dedicado únicamente a la historieta con la presentación de sus futuras apuestas. La moda, la publicidad, la televisión, los juguetes y los videojuegos también se sumaron al festival.
Cuando el Comic-Con abrió sus puertas hace 40 años, por entonces llamado el Golden State Comic Book Convention, su fundador Shel Dorf lo concibió pensando en crear una plataforma para un pequeño grupo de ilustradores y guionistas. Hoy, en cambio, su nombre trae a la memoria una constelación de clásicos héroes y villanos, celebridades importadas de Hollywood y las últimas novedades en el cine y la televisión. Hoy el Comic-Con es un imán de masas.
¿Cómo pasó de ser una reunión en el sótano de un hotel de San Diego a reunir a más de 130.000 visitantes en el 2010? Se trata de la influencia del cómic en la cultura pop. La moda, la publicidad, el cine, la televisión, los juguetes y los videojuegos continúan tomando prestado del noveno arte no solo su colorida estética, sino además sus alucinados personajes de ciencia ficción y fantasía. Tal como lo define el eslogan de este año: en el Comic-Con “celebramos las artes populares”.
Atrás quedó el prejuicio que consideraba las historietas como cosa de niños o para tímidos sujetos sin vida social. Aquí los repudiados “geeks” mandan e invitan a olvidar nuestras identidades para convertirnos en el héroe que siempre soñamos. Stormtrooper, Pokemón, Wolverine o Darth Vader, no importa en cual uno se convierta, la idea es unirse al frenético carnaval.
En el plano cinematográfico aparecieron en escena películas como “Tron: Legacy” con Jeff Bridges, secuela que llega después de 28 años; el adrenalínico proyecto de Stallone “The Expendables”; “Battle: Los Angeles” con Michelle Rodríguez y Aaron Eckhart y “Salt”, que contó con la sorpresiva aparición de Angelina Jolie. No olvidar, además, los adelantos que se dieron de “Piratas del Caribe: en aguas extrañas” (con Johnny Depp) y “Harry Potter and the Deathly Hallows”.
Entre las adaptaciones del cómic al cine sonaron fuerte “Scott Pilgrim vs. The World”, “Red” (que trajo a la convención a Helen Mirren y Bruce Willis), “Linterna Verde” con Ryan Reynolds y “Cowboys vs. Aliens”. Hasta ahora sus jueces —los miles de blogueros y twitteros que forman la excéntrica fauna del Comic-Con— les han dado su visto bueno, lo que sin duda les augura una excelente taquilla.
No hay que olvidar las celebraciones. Mientras DC Comics sopló 75 velas y se festejaron las tres décadas del “Episodio V: El imperio contraataca” (1980) con numerosas festividades en torno a la saga de Lucasfilms, Marvel dio a conocer ayer a toda la fanaticada adelantos de “Thor”, “Captain America” y “The Avengers”. Will Ferrel, Tina Fey, Nicolas Cage, Michael Cera, Guillermo del Toro, Eva Mendes y Seth Rogen se sumaron a la nómina de invitados y dieron todo de sí en sus paneles montados en el Hall H (apodado el “Hall de la Histeria”). A pesar de que este año no fuimos testigos de fenómenos como “Avatar” y “Crepúsculo”, sin duda queda un buen sabor con las películas anunciadas para el 2012.
La caja boba también resonó en esta edición 41. Mientras los más ovacionados fueron los muchachos de “The Big Bang Theory” y “Glee”, no faltaron veteranas series como “True Blood”. Tras el éxito de “Mad Men” y “Breaking Bad”, la cadena AMC también presentó en sociedad “The Walking Dead”, nueva serie de zombies en manos del tres veces nominado al Óscar, Frank Darabont (“The Shawshank Redemption”). Su estreno en octubre a través de Fox promete un festín de vísceras.
ESENCIA QUE DESAPARECE
Si bien comenzó en 1970 como un encuentro entre artistas marginales y acérrimos fanáticos, hoy el Comic-Con olvida cada vez más su enfoque “indie” para concentrarse en el jugoso bolo que otorga la industria. Para los grandes estudios resulta ser una plataforma promocional efectiva; se estima que este año irán a las arcas de San Diego cerca de US$160 millones por concepto de publicidad y turismo.
Mientras miles de turistas se encargaron de abarrotar los hoteles disponibles en 15 kilómetros a la redonda, paneles publicitarios, bolsos, camisetas, llaveros, pines, o cualquier superficie podía ser invadida por el rostro de “Dexter” o el de Anna Paquin mostrando los colmillos en “True Blood”. Asimismo, las calles de San Diego fueron tomadas por zombies de “The Walking Dead” y, en paralelo, el cineasta Robert Rodríguez preparaba tacos para promocionar “Machete”, su más reciente cinta. En resumen: publicidad costosa e ingeniosa.
La meta aquí es —como dijo Helen Mirren en la conferencia de prensa de “Red”— “llegar al corazón de los fanáticos”. Para las agencias de publicidad y de relaciones públicas esto se traduce en márketing puro y duro (inclusive fastidioso). El problema es el efecto que generan estas campañas: cada año llegan más “fans” mientras los precios de los stands en la inmensa sala de exhibiciones suben. Ojalá el monopolio de los estudios no termine ocupando el espacio que aún conservan grupos de orates dispuestos a crear maravillosas historias.
