Sufrió, lloró, hasta deseó la muerte y maldijo a la vida, pero hoy el amor le vuelve a sonreir.
Ella es un “huracán”. Casi nunca está quieta, prende un cigarro tras otro: “Me fumo una cajetilla al día”, confiesa. Sus ojos vivaces recorren la ciudad y aclara: “Si gana Keiko, al día siguiente tomo mi avión y me voy del Perú. La hija de un asesino no nos puede gobernar, no jodan”, denuncia.
Una hora y varios minutos viajando con Juliana Oxenford se convierte en una experiencia digna de ser contada. La chica de cabello negro, por obra y gracia de su propia decisión, no para de hablar. “Mi peluquero dice que soy la única rubia que se tiñe de negro”, sostiene.
Si esperaban encontrarla ahogada en llanto por ese amor de nombre Álvaro Ugaz, periodista que falleció un 23 de marzo del 2009, se equivocan. Ella mira hacia adelante, dispuesta a dejar vivir y seguir viviendo, y contar una nueva faceta en su vida.
¿Todavía sueltas lágrimas por Álvaro?
Ya se me acabaron todas, no sabes la cantidad de veces que me “quebré”. Pero hasta un río se seca y eso pasó conmigo.
¿Te costó levantarte?
Regresé a mi psicoanalista, maldije a todo el mundo. A la vida, a mi familia. No quería seguir viviendo. Juré que no volvería a enamorarme.
¿Cómo lo superaste?
Primero, te quieres morir. Después, no te interesa trabajar y, luego, juras que no te volverás a enamorar. Pero va pasando el tiempo y te das cuenta que sigues viva y debes tratar de pasarla de la mejor manera.
¿Y qué comprendiste?
Que a las personas que quieres no sabes cuánto tiempo las vas a poder disfrutar. En mi caso, a cocachos lo aprendí.
¿Temes a la muerte?
Me enfrenté a ella de una manera muy dura y no le temo como antes. No entiendo hasta ahora de dónde saqué las fuerzas para reponerme. Algo que he comprendido es que las cosas más jodidas le pasan a los que estamos preparados.
¿Hay recuerdos imborrables?
Su imagen aún no se me borra, jamás se irá por todo lo que compartimos como enamorados, colegas, compinches, amigos, pero no pienso mucho porque sería torturarme.
Se te ve full pilas. A Álvaro siempre se le notó más pausado.
Es verdad. Yo, un “locón”, él calmado. Yo socialista, él derechista, casi Hitler, ja, ja, ja. Bailo de todo, él no tenía mucha onda con la música. Pero igual lo hice moverse con el “Grupo 5”.
¿Tantas diferencias y se llevaban bien?
Es que esas aparentes contradicciones son nada cuando estás al lado de un tipo con credibilidad, que no se bajó nunca el pantalón por cuidar el puestito. Eso vale más que todo lo otro que te comenté.
¿Por qué no estuvieron juntos el día de la tragedia?
Había regresado de Cañete, de una comisión y estaba con una diarrea que no tienes idea. Decidimos no salir.
¿Y qué ocurrió?
Me llamó para decirme que un amigo lo había invitado para dar una vuelta por Miraflores y, al final, otra vez me timbró y se fue al sur. Fue horrible. Algunos aseguraron que estábamos peleados y que por eso no íbamos juntos en el auto. Mentira.
¿Cumpliste el juramento de no volver a enamorarte?
Hace un tiempo que soy enamorada de un chico que conozco hace años y, bueno, vamos bien.
¿Y es conocido?
No pertenece a mi mundo profesional, prefiero mantenerlo al margen.
¿Te animas a presentarlo?
Jamás he sido de exponer mi vida privada. Por ejemplo, me joden esas parejitas que sacan comunicados. Se creen estrellitas de Hollywood.
¿Qué virtud has encontrado en tu nuevo chico?, ¿admiración?
Respeto, porque se puede admirar a un hombre de negocios, de mucha plata, pero como ser humano es una cag… Se respeta a quien no tuvo suerte u oportunidades y es un hombre íntegro.
O sea con un misio, ¿normal?
Me han tocado y los he llevado a comer. Soy “lorna” para el amor, jamás engañé a nadie y solo una vez tuve un “choque y fuga” y la pasé recontramal. Tener sexo involucra a tu cuerpo con otro y hay muchas cosas en medio, pero eso es algo que ustedes, hombres asquerosos, jamás comprenderán.
Después de lo que sufriste, imagino que a nadie le prometes amor eterno.
No puedo prometer que nunca voy a meter la pata, pero sí me comprometo a trabajar el día a día para fortalecer la relación y me provoque estar siempre a su lado.
En tus reportajes te veo incisiva, agresiva y pensé, lo reconozco, que la partida de tu ex enamorado te había vuelto una chica renegada.
Se supone que debería ser una maldita, pero eso no pasa por mi cabeza. Siempre fui de esa manera. No soy periodista de 8 a 4 de la tarde, es una parte de mí misma. Si me siento con un violador de niñas, no voy a estar calmada por mi profesión: me indigna y se lo hago saber. Creo que la gente quiere en televisión a seres humanos, no a un maniquí.
Has revelado que te enamoraste, prepárate, tendrás cámaras siguiéndote por todos lados…
No importa. No tengo antecedentes de borracha ni de pendeja. Que hagan su trabajo y seguro captarán una imagen mía besando a mi enamorado o conversando con amigos.
¿No ocultas nada?
Si consumiría droga, te lo diría. Si fuera lesbiana, andaría chapando por todos lados, pero me gustan demasiado los hombres para serlo.
¿Y “ellas” te han buscado?
Muchas veces me han querido seducir en algún baño de un local, pero allí nomás. Eso me incómoda tanto como esos hombres que se dan de vivos. También tengo jale con los chibolos, soy el amor platónico del primo de una amiga. El chico tiene 17 años, ja, ja, ja.
Después de tu reportaje defendiendo los derechos entre gente del mismo sexo, imagino que estarás entre sus preferidas.
El año pasado la “Comunidad gay” me dio el premio al mejor periodista del 2010. Es un gran orgullo para mí.
¿Ya estamos preparados para el matrimonio homosexual?
Sí. Con el tema de la adopción, creo que hay que esperar un poco.
Eres libre y sin “paltas”, ¿te encanta firmar autógrafos?
Me da risa la gente que mira y pide uno. Ni saben quién soy y me dan lapicero y papel. Solo me comentan: tú sales en la tele, ¿verdad? Y les respondo: Claro, soy Laura Huarcayo, ja, ja, ja.
¿Qué te molesta?
Esa porquería de “Asia”, donde para ser tratada como gente debes tener plata o las discotecas de “Larcomar”, que te miran mal si no eres blanquito. Por eso, varias veces, si la quiero pasar bien, me voy en mancha a el “Huaralino” de la Panamericana norte.
¿Fanática de la televisión?
No veo, ni tengo uno en mi cuarto. Me entero de las noticias por Internet o comprando mi Trome. No soy sobona, ah. Es verdad.
¿Y en qué andas?
Voy a abrirle un juicio a la aseguradora “Pacífico”. Me fui a tratar un problema estomacal y salieron con que solo era gastritis y tengo algo mucho más complicado, al punto que me voy a operar.
Antes de la despedida, te confieso que pocas mujeres transmiten tu fuerza interior y, después de esta conversación, muchos van a sentir que la vida te pone pruebas duras, pero es bella.
Les agradezco que hayan compartido conmigo gran parte de mi vida. Cuídense mucho y saludos a la gente del diario. ¡Qué bestia, cómo venden!
Fuente: Diario Trome