“Me quisieron cargar de “calabacita”. Decían que leía el teleprompter como si fuera la única”, confesó la periodista.
Frente a Jéssica Tapia, uno se abruma. Su belleza produce esa sensación de estar frente a una diosa de carne y hueso. Entonces, se te vienen a la mente todas las preguntas que preparaste para “conquistarla” y sacarle su mejor confesión. Se puede empezar por alabar su extraordinario físico, quizá su vida íntima -que como la de todos- tuvo altas y bajas o simplemente, hablar de la periodista que lleva casi dos décadas en la televisión.
Ella llegó a los arenales de Villa El Salvador. Caminó como una mortal más, sin poses de diva. La chica, pese a estar cerquita de cumplir 40 años,no solo expuso su anatomía al lente del reportero gráfico, sino también sacó ese interior que pocas veces le gusta mostrar…
El 25 de mayo cumples 40 años, pero estás preciosa como una chiquilla de 25…
Si me dices eso, debo decirte que yo no hago ejercicios, nunca los he hecho. Pero al cumplir los 30, prometí que al día siguiente de llegar a las cuatro décadas me iba a meter a un gym y así lo haré.
Creo que todo el Perú coincide: No te hace falta.
Bueno, te diré que hay muchas cosas de mí que no me gustan…
¿Cuáles?
Si miran bien, mi ojo derecho es desviado.
¿Algo más?
Soy muy cachetona.
Sigue…
Tengo estrías y celulitis.
O sea, ¿a la playa vas con ropa de baño de una sola pieza?
Noooo, en bikini. Muestro mis carnes sin problemas, no me acomplejo.
¿Qué más te incomoda?
Tengo cuerpo de guitarra. Espalda angosta y muchas caderas.
Si no haces ejercicios, imagino que debes cuidar tu dieta.
Soy el peor ejemplo para un nutricionista. Como olluquito con arroz y camote asado. Me encanta comer rico y bastante. A veces, salgo del programa, en la madrugada, y en la ruta compro salchipapas para comer en casa. No me privo de nada y por eso, pese a todos estos defectos que te he nombrado, me siento una elegida, porque no engordo.
En ese lado no te puedes quejar, pero en el amor… Nadie entiende cómo no puedes estar casada o ser mamá.
Normalmente, a mi edad, uno ya tiene esas experiencias, pero bueno, siempre digo que las cosas suceden por algo. Lo que tenga que pasar, pasará.
¿Has conocido el amor de verdad?
He tenido cinco relaciones, he sido entregada a cada una de ellos. Soy de las que lucha hasta el final cuando siente que se puede salvar el amor. Pero cuando volteo la página, no doy marcha atrás.
Te encasillaron de muchas maneras, como que te gustaban los hombres casados…
Me sentí atraída una sola vez por una persona comprometida, lo besé, pero allí terminó todo. Luego, a los cuatro meses, se separó de su esposa e intentamos hacer nuestra relación. Me pasó y creo que puede pasarle a cualquiera.
Entonces que tire la primera piedra quien no lo haya hecho…
Por supuesto.
¿Has tenido muchos enamorados?
Solo cinco y con casi todos tengo una buena relación. Si los veo, me acerco y los saludo.
¿Y quién es al que ni lo miras?
Del que hablamos al principio.
Pero si todos sabemos que Álvaro Maguiña es un caballero…
Él habló cualquier cosa de mí y mira que yo lo único que hice fue decirle para terminar.
Si tuvieras que confesar un “pecadillo”, ¿sería que dejaste en el altar a tu novio?
Es cierto que estaba de novia, antes de que nos grabaran. La verdad, éramos un par de enamorados que por estar tanto tiempo juntos habíamos decidido casarnos, pero nos faltaba emoción. Pienso que eso pasaba conmigo.
¿A qué te refieres?
Para poner un ejemplo de estos tiempos: una novia de ahora pondría en su Facebook: “Faltan 100 días para mi matrimonio”… “Faltan 99…”, “Faltan 98…” Cosas como esas yo no las tenía.
Y quien llegue en el futuro, ¿encontrará una mujer que lo engría y le prepare su plato favorito?
Para nada. No sé cocinar, por allí hago un par de platos y me sale mal. Conmigo no va eso de conquistar al hombre por el estómago.
¿Y qué exigirás tú?
Cosas simples. Si vamos a cenar, que deje el 10% de la cuenta como propina. Si no hace eso, le digo chau. Hasta allí nomás.
¿Que sea puntual?
Claro que sí. Es algo que exijo y doy.
¿Eres ordenada?
No. Ni siquiera en mi carro. Si existiera el programa de Augusto Ferrando, ese que pedía cosas insólitas, ten por seguro que yo podría ganar.
¿Pides que te jalen la silla para sentarte?
Por supuesto. Yo soy a la antigua.
¿Te ves casándote por la Iglesia?
Sería lindo, porque soy católica practicante.
Te pregunto algo, ¿eres “calabacita”?
Otra de las cosas que me quisieron cargar. Decían que leía el teleprompter como si fuera la única. Lo más gracioso es que salgo a la calle y le preguntas a cualquiera: ¿qué es eso?… y no saben. Repiten porque, a veces, los que informan son irresponsables.
¿Asustas a los hombres?
Creo que dudan mucho. Quizá por mi personalidad, muchos no se acercan.
Solo nos queda agradecerte por la buena onda, por tus confesiones y salir en Trome…
Está bien. A veces no declaro, porque digo que no tengo nada importante qué decir. Solo les digo que me sentí bien y a los lectores, que no dejen de vernos en “A las once empieza la noche” por América.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=qPCuLq5CJ6c[/youtube]
Fuente: Diario Trome