Este martes 17, el actor y director sigue siendo uno de los rostros reconocidos por sus ideas combativas en Hollywood.
Ganó dos Óscar, agredió a periodistas, estuvo preso y cultivó durante años la fama de “enfant terrible” de Hollywood: a un paso de los 50 años, que cumplirá este martes 17, Sean Penn sigue siendo una de las caras más reconocidas del lado “combativo” y reivindicativo de la meca del cine.
Así lo demostró con “Milk”, la película sobre la vida del activista por los derechos homosexuales Harvey Milk que el el año pasado le dio el segundo Óscar de su carrera.
Al subir a recogerlo fue más allá de un mero “gracias”: ante los millones de espectadores que seguían la ceremonia pidió el matrimonio homosexual y “los mismos derechos para todos”.
Su espíritu de lucha chocó recientemente también contra el músico Wyclef Jean, que estos días reveló sus aspiraciones de convertirse en presidente de Haití. En el ultrapopular show de Larry King, Penn habló sin rodeos: es muy dudoso que Jean sea capaz de ayudar al país tras el dramático terremoto que sufrió a principios de año, dijo.
UNA VIDA LLENA DE SOBRESALTOS
Al menos ése fue un ataque sólo verbal: hace más de 20 años, el actor tuvo que pasar varias semanas en prisión tras golpear a un extra durante el rodaje de “Colors”. También fue detenido por conducir ebrio y luego citado por una pelea con su entonces pareja, la diva del pop Madonna.
El año pasado fue un paparazzi el que sacó el lado más oscuro del actor: un video de 34 segundos muestra cómo Penn corre tras el fotógrafo, lo insulta y lo golpea. El resultado: tres meses de libertad condicional, 300 horas de servicio comunitario y un curso para aprender a controlar los arranques de ira.
Esa personalidad se reflejó también en su carrera en el cine, donde siempre se mostró fascinado por papeles intensos y complejos.
Buen ejemplo es “Witch Hunt” (2008), la historia del joven Christopher McCandless, que apareció muerto en 1992 en los bosques de Alaska. Penn dirigió un drama conmovedor con el papel principal encarnado por Emile Hirsch.
Pero su gran debut en el cine se produjo en “Taps” donde encarnó al cadete de una academia militar en la que también se entrenaba un joven Tom Cruise . Siguió la comedia de culto “Fast Times at Ridgemont High” (1982), donde representó al joven surfer Jeff Spicoli.
En 1985 se puso a las órdenes de John Schlesinger para el thriller de espías “The Falcon and the Snowman” y en 1989 Brian de Palma lo eligió para el drama de Vietnam “Casualties of War”.
SEAN, EL DIRECTOR
A principios de los 90 comenzó su segunda carrera: la de director. Su debut detrás de cámara fue en la celebrada “Indian Runner”, sobre dos hermanos que se encuentran en el lado opuesto de la ley. También se lució con “The Pledge”, el drama policial de Friedrich Dürrenmatt con la actuación de Jack Nicholson.
La primera de cinco nominaciones al Oscar llegó en 1995 con su papel de condenado a muerte en “Dead Man Walking”. El siguiente, como guitarrista de jazz en “Sweet and Lowdown”, de Woody Allen. También “I am Sam”, su representación de un padre discapacitado, lo puso en carrera a la estatuilla.
CRÍTICO DE BUSH
El galardón llegó por fin con el drama de Clint Eastwood “Mystic River” en 2004. Su correcto discurso de agradecimiento al propio Eastwood y a su mujer, Robin Wright, sorprendió en un actor siempre en pie de guerra y considerado un acérrimo crítico del entonces presidente George W. Bush.
Pero su papel como activista nunca dejó de ocupar titulares: en 2002 había reclamado a Bush en un artículo en “The Washington Post” evitar la guerra en Irak. Varias veces viajó al país para llamar la atención sobre el conflicto y la situación de la población.
También con el huracán “Katrina” en 2005 participó en las tareas de ayuda. Lo mismo ocurrió con el terremoto de enero en Haití: Penn pasó varios meses en el país y levantó con su organización de ayuda J/P un campamento de acogida para damnificados.