La actriz confiesa no sentirse cómoda en la televisión, pues debe interpretar una versión de ella misma, y reconoce que ““El gran show” me sirve para vencer miedos”.
De pequeña, Gisela Ponce de León ya mostraba su gran pasión por el baile con coreografías en los programas infantiles de los años 90. “Ser bailarina profesional era mi fantasía”, recuerda. Con el tiempo su afición no solo se fortaleció sobre las tablas con su trabajo de actriz, sino que también la convirtió en la artista más destacada en la pista del “reality” “El gran show”.
Contrariamente a lo que muchos puedan imaginar, Gisela cuenta que no tuvo una preparación profesional como bailarina; prefirió estudiar actuación y dejar la danza como un hobby. “De los 10 a los 13 años iba de manera intermitente a clases de ballet. Nunca me paré de puntitas. Creo que esta base y mi entrenamiento actoral en el TUC me ayudaron en el baile”, añade la actriz, que en su adolescencia presentaba junto con sus amigos coreografías de artistas como Britney Spears y los Backstreet Boys en el teatro Canout.
BRILLA EN LA PISTA
Desde la primera gala de “El gran show”, Gisela Ponce de León y su soñador Rayder Vásquez han conseguido los mejores puntajes del jurado y se perfilan a ser la dupla ganadora de la competencia. Esta situación no solo halaga a la actriz, sino que la compromete a presentar, cada noche, una mejor performance.
“Cada vez es más difícil, el jurado exige más y por ende nosotros también, creo que lo que estamos haciendo está muy bonito, pero podemos hacer más todavía”, comenta.
A pesar de que es una firme candidata a llevarse el primer lugar en la gala final del “reality” de baile “El gran show”, que será el 8 de agosto, la talentosa Gisela Ponce de León dice esforzarse cada vez más para no caer en sentencia, pues sabe que si le toca batirse en El Duelo con Roberto Martínez, el final podría no ser feliz.
Gisela, a quien por estos días vemos en la obra “La jaula de las locas”, comparte con gran sinceridad que la TV no deja de intimidarla. “La televisión no es un espacio en el que me pueda sentir tranquila. Quizá porque no puedo estar tal cual soy en mi casa, tengo que interpretar una versión de mí misma”, apunta la recordada Mirkala de la serie “Esta sociedad”.
La actriz, amante de las obras musicales, espera organizar sus tiempos este año y viajar por primera vez a Nueva York para ver su obra preferida: “Wicked”.
¿Por qué aceptaste ser parte de “El gran show”?
Me habían invitado antes a participar, pero dije que no porque soy muy sensible y no quería estresarme demasiado. Ahora por una cuestión personal, para probarme a mí misma que puedo romper mis propios miedos, dije que ya, no importa, vamos a embarcarnos en la aventura.
¿Este reto no te ha resultado en algún momento demasiado estresante?
Sí, hay momentos en los que exploto, pero no lo hago del todo porque hay cámaras detrás de los espejos, ese es un punto importante. Al comienzo, eso era mucho más raro para mí, pero ahora pienso que estoy en el gimnasio. La idea no es sufrir, es exigirse, pero pasarla bien.
¿Cómo tomaste aquel incidente con tu vestuario que dejó ver parte de tu anatomía?
Salí en la portada de muchos diarios con toda mi “pechonalidad” en un círculo agrandado y con una flecha para que no se pierda el detalle, ahí me di cuenta de a lo que me había metido: la exposición mediática. Siento que pude manejar bien la situación.
¿Crees que el supuesto romance entre Gisela y Roberto ha desplazado a un segundo plano la competencia de baile?
No, creo que lo de Gisela y Roberto es parte del show, siempre hay algo más allá de la competencia que jala la vista, pues es público. Me parece normal y hasta divertido. El jurado te da buena o mala nota, pero el público, al final, es el que ha decidido que Roberto continúe en la competencia. Roberto, además, de todo el asunto con Gisela es muy carismático, es una buena persona, nos cae bien.
Les cae bien mientras no caigan en sentencia con él…
Es cierto también que todos le tenemos miedo, porque si vamos a capilla con él probablemente no sigamos en el programa. Lo que nos queda a nosotros es bailar muy bien para nunca ir a capilla. Si llego a estar en esa situación, crearé alguna estrategia para que la gente nos quiera un poquito más que a Roberto.