La controvertida actriz Lindsay Lohan no termina de liberarse de las adicciones que la han puesto en serios problemas con la ley y ya suma una nueva. La adquirió en la clínica de rehabilitación donde se encuentra internada.
Ingresó de manera voluntaria al centro de desintoxicación Betty Ford a finales de setiembre y es allí donde parece haber adquirirdo su nueva pasión: los emails y el uso del celular para enviar mensajes. Tanto que le han tenido que limitar el uso para reducir el tiempo que pasa en internet conectada a las redes sociales.
“Sólo le permiten usar el teléfono dos horas al día y únicamente para mantener el contacto con su familia y sus amigos más allegados”, publica The New York Post.
Los médicos le han impuesto estas condiciones por su propio bien, para que la actriz pueda “concentrarse en ella misma” mientras dure la terapia.
Lohan tendrá que acudir a juicio el próximo 22 de octubre para un control rutinario de su libertad condicional después de haber dado positivo en dos tests de drogas hace un mes.
La protagonista de Chicas Malas, quien en julio pasó 13 de los 90 días de su condena entre rejas, volvió a prisión después de suspender los tests. Pero finalmente, sólo estuvo unas horas y fue puesta en libertad tras pagar una fianza de 300.000 dólares (220.000 euros).
