Un recorrido por las vidas de Lindsay Lohan, Demi Lovato y Miley Cyrus, las jóvenes reinas del escándalo mediático.
Tienen tanto en común que hasta da miedo. Las tres son bellas, jóvenes, ricas y famosas. Todas acosadas hasta decir basta por temibles hordas de paparazzis. Todas ex estrellas de la famosa fábrica de los sueños, del reino de la fantasía, del hogar del roedor más famoso del mundo, es decir, del mega poderoso Disney. Emporio de los sueños a los que algunos suspicaces o malpensados (llámelos como quiera) han relacionado con una especie de vanguardista maldición, cuyo modus operandi es siempre el mismo. Primero vemos en pantalla a una adolescente, casi niña, que parece el símbolo de la dulzura y la virtud. Luego el encanto se rompe, las chicas perfectas se descarrilan y los paparazzis corren como abejas a la miel. La maldición incluye drogas, mucha parranda, alcohol, centros de rehabilitación y dosis industriales de drama. El combo ganador para los medios y para satisfacer el morbo mundial.
Inmersas en esta vorágine tenemos a la ya veterana del escándalo Lindsay Lohan y a dos recientes incorporaciones: Miley Cyrus y Demi Lovato. A simple vista, cualquiera diría que tienen la vida perfecta, sin embargo las apariencias engañan y solo basta con dar una mirada a los titulares para darse cuenta de que no todo está bien en su reino de la fantasía. Con ustedes; el trío dinamita.
LIVIN LA VIDA LOHAN
Con 24 años, pocos kilos de peso, múltiples ingresos a rehabilitación y una entrada a la cárcel tenemos a la joven pero ya veterana de la vida loca, Lindsay Lohan. Tenía 12 años e interpretaba a dos pícaras gemelas en el éxito de Disney “Juego de gemelas” (“Parent Trap”). El público se enamoró al instante de aquella pecosa pelirroja. El estrellato estaba asegurado. Sin embargo, con el pasar de los años no fueron sus dotes actorales los que más resaltaron. Desgraciadamente, su historia tiene todos los ingredientes para ser un best seller: una familia disfuncional, un padre ex convicto, una relación lésbica (con la DJ Samantha Ronson), peleas con otras celebrities (como Paris Hilton), drogas, alcohol y múltiples problemas con la ley. ¿Quieren más? Pues hace algunas semanas la actriz y cantante protagonizó otro escándalo: presuntamente habría robado un collar valorizado en US$2.500 dólares de una joyería. Si esto se comprueba, podría volver a prisión.
Muchos dicen que su suerte está echada, que no hay vuelta para atrás. Pero nada está dicho. Si Drew Barrymore (quién sucumbió al lado oscuro de la fuerza cuando tenía unos 13 años) pudo retomar el buen camino, seguro Lohan también puede.
LOS DEMONIOS DE DEMI
Con cara de niña buena, todos creían que la repentina fama no había afectado a Lovato, quien parecía una chica centrada y descomplicada. Pero como mi abuela siempre decía, caras vemos y corazones no sabemos. La ex novia de Joe Jonas llegó a su punto de quiebre cuando se encontraba en nuestro país a punto de presentarse en un concierto junto a los Jonas Brothers. Tras escaparse a una salida nocturna y luego de ser fuertemente reprendida, la actriz y cantante golpeó a una de las bailarinas de su elenco. Luego de ese episodio y tras cancelar su presentación en el Perú, retornó a los Estados Unidos, donde se internó en un centro de rehabilitación.
Luego se dio a conocer que los problemas de la actriz de “Sunny entre estrellas” (también de Disney) venías de mucho tiempo atrás e incluían desórdenes alimenticios y cortes en el cuerpo. Además, según ella misma confesó, había sido víctima de bullyng en su época escolar. Tras pasar 4 meses en rehabilitación, a comienzos de este mes, Demi finalmente salió de la clínica en la que se encontraba. Dice que ese periodo fue el “más oscuro de su vida”. Esperemos, por su bien, que no las vuelva a ver negra.
LA OTRA CARA DE HANNAH MONTANA
Érase una vez, una niña que soñaba con ser estrella. Sus padres la llamaron Destiny Hope (Destino, Esperanza): su nombre designaba un buen camino. En el 2008 se cambió legalmente el nombre. Se acabó la esperanza.
La muchachada estaba loca por ella, “Hannah Montana” era todo un éxito. Años después de saltar a la fama, Miley Cyrus decidió encerrar a su rubilindo alter ego en el baúl de los recuerdos y salir a conquistar a las multitudes con otras armas. Dicen que la carne vende: Miley aparecía en todos lados mostrando sus jóvenes atributos. Dicen que la polémica funciona: Miley salió en una sugerente portada nada más y nada menos que junto a su padre, Billy Rat Cyrus. La joven había comenzado a transitar por otro sendero.
Luego de cumplir los 18 años, la joven terminó de desbandarse. Ya no era la niña buena. Quería que el mundo la vea como una mujer hecha, aunque no tan derecha. Hoy en día la vemos saliendo aparentemente en estado de ebriedad de distintos bares, ingiriendo drogas (salvia, la cual es legal) o posando en lencería. La situación parece haberse ido de las manos.
Princesas sin corona, reinas de los titulares, del escándalo mediático, comidilla de la prensa. Esperemos que estas chicas recuperen la brújula y no terminen por explotar.
Fuente: El Comercio